Una canción al puerto
Con todo su amor a la patria chica, sale con su guitarra a recorrer las calles y los restaurantes de la ciudad; lleva con él las ganas de alegrar el día a los transeúntes y comensales.
Está seguro que su voz y las melodías que interpreta, lleven el mensaje de sosiego que todos necesitan en un mundo ajetreado y lleno de problemas.
Se siente artista. Y sólo por eso se sabe diferente, como si estuviera marcado con un símbolo especial, no se considera un peatón más, es alguien que ejerce una de las profesiones más puras del mundo: ser artista.
Lleva el solaz, el alimento para el espíritu en las venas y salen cada vez que canta y que su guitarra vibra gracias a su manos mágicas.
Le canta a todo lo que ve, al día soleado o nublado, a los árboles, a las estrellas, a las mujeres hermosas, a los galanes heridos, a los males de amor, a los besos furtivos, a los amantes apasionados.
Todo es motivo de versos y notas musicales. Es un trovador e irrumpe en lugares donde la gente se reúne y canta y pasa por cada lugar a pedir una gratificación por ese momento de alegría que acaba de regalar.
Es emprendedor, invierte su talento y pretende vivir bien con lo que sabe hacer; es algo que ya lo trae, desde su nacimiento trajo la marca de ser alguien especial.
Ya se ha hecho común verlo deambular por la calles de la ciudad con su instrumento musical, yendo de un lugar a otro, cantando y tocando su guitarra.
Pero también el hambre le aprieta. De pronto recuerda que debe comer, que debe llevar alimento para la familia, pero no es un trabajador común y corriente, su esfuerzo siempre le ha rendido el fruto que necesita, el lleva alimento para el espíritu a cambio de comida para el cuerpo.
Como en toda labor, hay días buenos y malos, hay gente generosa y otra no tanto y lugares con suerte.
Por eso todos los días se encomienda a Dios y siente que es correspondido, siente que le debe mucho a esta ciudad que le presta las calles y todos sus lugares para dar lo que sabe y vivir de eso. Cada paso que da es como seguir el rumbo hacia el estrellato,
El esfuerzo que ahora realiza es parte del camino que debe recorrer para alcanzar su más grande sueño, cantar ante públicos más exigentes y numerosos, concentrados en un lugar especialmente para escucharlo; pero llegar hasta ahí requiere todavía de más tiempo, de más preparación y esfuerzo.
Sabe que está haciendo lo correcto, en el camino adecuado, con las ganas y la determinación puestas para el triunfo sin cortapisas, mientras se entrega, se foguea, se acostumbra al aplauso y a la admiración del público.
Sabe que en algún momento todo el dinero que hoy no recibe, llegará todo junto, como un tesoro guardado y acumulado a través de tantos días de camino andado, está seguro de ello, por eso admira al puerto y le canta y busca en los rincones de la ciudad la inspiración que le permita hacer una canción al puerto, pero el cansancio lo mata, son kilómetros de andar a diario, sudando, con los pies cansados y mal alimentado, con el llanto de los hijos taladrando la conciencia, con las deudas y los sueños conviviendo juntos, como un binomio que no tiene solución, con las sensación de haber escogido la senda más larga para llegar al éxito, pero la historia de todos los que son como él es la misma, contada de diferentes maneras, pero al final es el esperado, el triunfo y todo lo que trae consigo.
Una canción al puerto que le da la esperanza, busca una razón para decir un verso de agradecimiento mientras hurga en su bolsillo alguna moneda para pagar el pasaje.
Una melodía al terruño donde queden plasmadas para posteridad las lágrimas de alegría que da el haber nacido en estas tierras que algún día se enorgullecerá de tenerlo como uno de sus hijos. Falta la leche para el niño. Está a veinte cuadras de su casa y nada de monedas.
Así es el camino al éxito, qué mas da. Hay que seguir bregando.
Está seguro que su voz y las melodías que interpreta, lleven el mensaje de sosiego que todos necesitan en un mundo ajetreado y lleno de problemas.
Se siente artista. Y sólo por eso se sabe diferente, como si estuviera marcado con un símbolo especial, no se considera un peatón más, es alguien que ejerce una de las profesiones más puras del mundo: ser artista.
Lleva el solaz, el alimento para el espíritu en las venas y salen cada vez que canta y que su guitarra vibra gracias a su manos mágicas.
Le canta a todo lo que ve, al día soleado o nublado, a los árboles, a las estrellas, a las mujeres hermosas, a los galanes heridos, a los males de amor, a los besos furtivos, a los amantes apasionados.
Todo es motivo de versos y notas musicales. Es un trovador e irrumpe en lugares donde la gente se reúne y canta y pasa por cada lugar a pedir una gratificación por ese momento de alegría que acaba de regalar.
Es emprendedor, invierte su talento y pretende vivir bien con lo que sabe hacer; es algo que ya lo trae, desde su nacimiento trajo la marca de ser alguien especial.
Ya se ha hecho común verlo deambular por la calles de la ciudad con su instrumento musical, yendo de un lugar a otro, cantando y tocando su guitarra.
Pero también el hambre le aprieta. De pronto recuerda que debe comer, que debe llevar alimento para la familia, pero no es un trabajador común y corriente, su esfuerzo siempre le ha rendido el fruto que necesita, el lleva alimento para el espíritu a cambio de comida para el cuerpo.
Como en toda labor, hay días buenos y malos, hay gente generosa y otra no tanto y lugares con suerte.
Por eso todos los días se encomienda a Dios y siente que es correspondido, siente que le debe mucho a esta ciudad que le presta las calles y todos sus lugares para dar lo que sabe y vivir de eso. Cada paso que da es como seguir el rumbo hacia el estrellato,
El esfuerzo que ahora realiza es parte del camino que debe recorrer para alcanzar su más grande sueño, cantar ante públicos más exigentes y numerosos, concentrados en un lugar especialmente para escucharlo; pero llegar hasta ahí requiere todavía de más tiempo, de más preparación y esfuerzo.
Sabe que está haciendo lo correcto, en el camino adecuado, con las ganas y la determinación puestas para el triunfo sin cortapisas, mientras se entrega, se foguea, se acostumbra al aplauso y a la admiración del público.
Sabe que en algún momento todo el dinero que hoy no recibe, llegará todo junto, como un tesoro guardado y acumulado a través de tantos días de camino andado, está seguro de ello, por eso admira al puerto y le canta y busca en los rincones de la ciudad la inspiración que le permita hacer una canción al puerto, pero el cansancio lo mata, son kilómetros de andar a diario, sudando, con los pies cansados y mal alimentado, con el llanto de los hijos taladrando la conciencia, con las deudas y los sueños conviviendo juntos, como un binomio que no tiene solución, con las sensación de haber escogido la senda más larga para llegar al éxito, pero la historia de todos los que son como él es la misma, contada de diferentes maneras, pero al final es el esperado, el triunfo y todo lo que trae consigo.
Una canción al puerto que le da la esperanza, busca una razón para decir un verso de agradecimiento mientras hurga en su bolsillo alguna moneda para pagar el pasaje.
Una melodía al terruño donde queden plasmadas para posteridad las lágrimas de alegría que da el haber nacido en estas tierras que algún día se enorgullecerá de tenerlo como uno de sus hijos. Falta la leche para el niño. Está a veinte cuadras de su casa y nada de monedas.
Así es el camino al éxito, qué mas da. Hay que seguir bregando.
Etiquetas: analisis, filosofia, literatura