...y cuando despertó, la basura estaba ahí
Cuando el hartazgo llega, nada parece importar, las formas que se cuidan pasan a segundo o tercer término. Ya no importa que el gran jefe se moleste, ni importa lo que sea capaz de hacer con su enojo.
Pero la gente cuando ya se dio cuenta de que es objeto de burla por parte de algunos servidores públicos y que además el servidor sigue con la misma actitud, llega el momento en que esa gente, convertida en turba se las cobra todas juntas.
En Villa Allende se dio el caso de que los ciudadanos ya no aguantaron que su comunidad estuviera llena de basura, de bolsas con desperdicios amontonados por todos los rumbos de la Villa, se cansaron de estar llamando a la autoridad y finalmente llevaron sus bolsas con basura hasta la misma oficina del personaje que debería encarnar a la autoridad de aquel lugar.
Y ese ejemplo cunde. En Minatitlán sucedió lo mismo. Un grupo de vecinos de la colonia El Palmar, cansados de la negligencia del presidente municipal y de la regidora a cargo de la comisión de limpia pública, llevaron sus bultos con desechos a colocarlos frente al Palacio Municipal.
Sin embargo, ni la regidora, ni el alcalde se atrevieron a dar la cara, a intentar explicar el por qué de la falta de recolección en la ciudad.
Estos detalles, los ciudadanos los toman en cuenta y los individuos a cargo de alguna función pública pierden la poca confianza que el pueblo pueda tenerle a un político.
Lo bueno de esto, es que por fin vemos un acto ciudadano lleno de valentía, de organización, de protesta para exigir que los servidores públicos cumplan con la función para la que se les paga.
Desde hace muchos años, no se veía un acto así, lleno de rebeldía y decepción; de esta manera, la gente comenzará a darse cuenta de que su voz y sus actos también son tomados en cuenta cuando llevan un poco de organización, de trabajo en equipo, de solidaridad.
Es necesario destacar que en el asunto que se menciona, el problema afectaba y afecta a todos, se convirtió en u problema común, como lo es el alza a los productos comestibles de primera necesidad, como el alza de tarifas en los servicio públicos, como los atropellos de los urbaneros, como los robos a casas habitación y los asaltos en plena vía pública, como los atropellos de agentes de Tránsito y policías y, como un sinfín de problemas que aquejan a todos los ciudadanos y que nos aguantamos nomás para evitar más problemas, porque luego que un vecino reclama por algo, de inmediato le voltean la tortilla y lo hacen culpable de algo y, entonces sí, todo el peso de la Ley sobre ese peligroso individuo que llega a romper la tranquilidad de los funcionarios públicos.
Tal vez no sea el camino correcto, pero la enorme cantidad de basura que se ve regada por todo Minatitlán ha tapado todas las vías de comunicación con las autoridades.
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